Texto y fotos: Enrique Vallejos
IBARRA. Rocío Yépez Rodríguez, de 15 años de edad, es alumna del primero de bachillerato, paralelo "A" de la Unidad Educativa "Víctor Mideros". Por su destacada participación fue ovacionada en el concurso de declamación que organizó el área de Lengua y Literatura del mencionado plantel. Ella fue la triunfadora del certamen, donde participaron 16 estudiantes de los diferentes cursos y paralelos.
Su más grande pasión
Rocío desde temprana edad cultiva el arte de la declamación, obteniendo los primeros lugares en los certámenes estudiantiles en los que ha participado, dejando en alto el nombre de las instituciones donde se preparó. Quienes la conocen de cerca, expresan que la elocuencia y el dominio escénico que Rocío maneja, es un arte heredado, ya que su padre Jorge Enrique, también es un personaje en el manejo del lenguaje expresivo y creativo.
Se destaca en otras facetas
Es una de las mejores alumnas, su apariencia delgada y alta siempre la eleva orgullosa de sus raíces, es hermosa y nunca falta en su rostro una noble sonrisa, pues le gusta apoyar a los demás. La joven de 15 años es capaz de hacer todo lo imposible para salir adelante con sus propósitos, colabora en los objetivos educativos y extracurriculares de la entidad educativa en la que se forma en los actuales días.
Rocío es presidenta del Club Ecológico, pues a través de este espacio, cultiva el amor a la naturaleza, lo cual disfruta con gran entusiasmo. Cómo una adolescente multifacética, es integrante de la Banda de Instrumentos Andinos "Los Guerreros del Sol" de su colegio y le encanta el deporte, precisamente practica el atletismo, donde ha conseguido algunas satisfacciones en el medallero provincial. Es la más buena onda de todas: se preocupa con los problemas de los demás y los ayuda a buscar una solución. "El estar involucrada en actividades deportivas, sociales, culturales o ecológicas permite desarrollarme física e intelectualmente para convertirme en un ente positivo".
Sus planes a futuro
Las metas de Rocío ahora son las mismas que desde niña ha soñado: ser una buena médica forense tanto en sus conocimientos profesionales como en su relación con las víctimas que sufrieron algún atentado sin descifrar los motivos. "Quiero aclarar las dudas de los casos insólitos" dijo la estudiante miderista. Finalmente expresó su mensaje alentador; "Veamos a la vida con alegría y esperanza, aprendamos de los errores y a través de ellos podemos ser mejores", puntualizó.
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